La muerte de Bobby Fischer (1943-2008) golpeó hondo en la familia ajedrecística mundial. Radicado hace pocos años en Islandia, país donde conquistó el título mundial en 1972, falleció a los 64 años, la misma cantidad de casillas del tablero de ajedrez. (Leer más)
4 comentarios:
Descanse en paz
Cuando era niño él era unos de mis ídolos, los ídolos de la infancia te acompañan siempre, están siempre contigo. En aquellos años me gustaba Gary Cooper, El Coyote, la voz de Sinatra, los regates de Johan Cruyff y sobre todos estaba Bobby. Mi padre era quizás el mejor jugador de ajedrez de una pequeña provincia sus cincos hijos intentábamos sin mucho éxito seguir sus pasos, mi padre se murió muy pronto pero siempre lo recuerdo sentado en una mesa de ajedrez reproduciendo las partidas de Bobby, con admiración nos comentaba sus jugadas más geniales.- mira Juanito Alfil a cuatro Rey, dos signos de admiración las blancas están perdidas-. Yo embobado miraba el tablero sin entender muy bien nada pero con una absoluta admiración por mi padre y por ese jugador que siempre estaba en su boca, la jugada de Fisher, la partida de Fisher, Fisher contra Petrosian, el Interzonal de Sousse, su duelo con Taimanov, su barrida contra Larssen, el duelo del siglo, todo mi mundo, todo su mundo giraba ante un tablero donde Robert James era el héroe perfecto.
Lo tenía todo, romanticismo, singularidad, individualismo, solo contra el mundo, genialidad. Fue un niño prodigio con catorce años derrotó a Donald Bryne en la llamada partida del siglo, con veinte luchaba contra todos los rusos que coaligados y en base a un sistema injusto impedían que luchara contra el campeón del Mundo. Era el mejor pero no podía hacer nada contra los rusos que lo temían como al peor diablo. En aquellos años se decidía quien iba a combatir por el título mundial por un torneo entre los mejores. Lo injusto es que todo eran rusos menos Bobby y estos tenían un plan perfecto elegían de antemano a su favorito y para él todo eran facilidades y contra Fisher eran animales salvajes con ansia de sangre. De esta manera era imposible que Bobby luchara en igualdad de posibilidades. El americano demostraba partida a partida que era el mejor pero no podía luchar contra todo un imperio donde el 90 % de los jugadores eran instruidos bajos reglas muy concretas para impedir que la URSS perdiera su hegemonía en un deporte que era la bandera de un sistema político.
Fisher logró lo imposible la FIDE (Federación Internacional de Ajedrez) cambió las reglas y ante Spasky el campeón de mundo lucharía el mejor de una serie de enfrentamientos individuales. Entonces Fisher demostró de que pasta estaba hecho, barrió en el Interzonal del Palma de Mallorca, y luego en los encuentro individuales fue arrollador Fischer-Taimanov: 6-0, Fischer-Larsen 6-0, Fischer-Petrosian: 6'5-2'5. Sorprende la facilidad con que ganó a Petrosian jugador que se había preparado intensamente para derrotarle, para impedir que el americano inquietase a Spassky, Petrossian era una roca, un campeón del mundo que complicaba el juego de manera asombrosa, ante el americano palideció y fue prácticamente barrido. Ya sólo le quedaba el último escalón hacía el mundial que iba disputarse en Islandia. Cuando llegó Fisher mostró su carácter más polémico, su exigencias fueron muchas veces caprichosa, su mente empezaba a desequilibrase.
Este era el duelo por el Campeonato del mundo más esperado de la historia fue considerado como el match del Siglo. Fischer nunca había derrotado a Spassky hasta ese momento, cosa que no le preocupaba demasiado. Este evento levantó gran expectación en todo el mundo, miles de aficionados llegaron a Reykjavik y cientos de periodistas cubrirían la información de cada partida. Era como una especie de escenario ficticio de la lucha de dos modelos de entender el mundo, la guerra fría estaba en su apogeo. El match tuvo que ser aplazado por nuevas exigencias del norteamericano, pero incluso tras su comienzo continuó la polémica: Fischer no se presentó a la segunda partida por desavenencias con la organización. Finalmente el match se disputó y Fischer venció por 12'5-8'5 tras 21 partidas de las cuales ganó 7, entabló en 11 y perdió 3.
Todas estas exigencias de Fischer, que casi siempre fueron económicas, supusieron que a partir de ese momento los ajedrecistas fuesen mucho mejor pagados tanto en torneos, como campeonatos del Mundo. En su locura dignifico el juego, el ajedrez nunca fue tan popular, nunca se compraron tantos tableros de ajedrez.
Tras proclamarse campeón del mundo Fischer no volvería a participar en ningún torneo, sus desavenencias con la FIDE eran totales y se negó a defender su título en 1975 ante Anatoly Karpov que pasó a ser el nuevo campeón del mundo sin haber movido ni una sola ficha en ese match. Karpov negoció con Fischer varias veces para que el match se celebrase, pero este se negó.
La jugada maestra había sido la más inesperada tras ganar el título, tras ser proclamado el mejor jugador de la historia desapareció.
Pronto empezaron a surgir leyendas, sus manías persecutorias, sus partidas con las computadoras, si se había convertido a una religión rara, si estaba metido en una secta, si pedía por las calles cuando le ofrecían millones por jugar una partida. Inventó un reloj de ajedrez nuevo que impedía las ventajas de las suspensiones y los equipos de analistas (él siempre era un solitario), luchaba por un ajedrez mucho menos tecnificado, un ajedrez limpio frente al actual cada vez más dominado por los ordenadores, aborrecía muchas cosas de su país, manifestaba opiniones muy difíciles de sostener pero en su locura en su huida hacia adelante había algo de lucidez en un mundo cada vez más deshumanizado. Me recordaba a un vaquero que no se adapta a los nuevos tiempos como en esa antigua película de Kirk Douglas, “Los valientes andan solos,” un vaquero que al final muere arrollado por un camión en una autopista. Algo de eso pasó con Bobby, fue utilizado cuando ganó a Spassky, fue recibido por Nixon, el mundo estaba a su pies pero en los noventa era el enemigo del pueblo americano por el simple hecho de jugar a la ajedrez en Belgrado, fue perseguido, fue humillado y finalmente esa huida permanente terminó donde todo empezó en Reikiavik (Islandia) el lugar donde el héroe venció al mundo, el lugar donde se consagró como el mejor de todo los tiempos.
Mi padre murió demasiado pronto, mi carrera ajedrecista fue corta y fracasé ni siquiera llegue ni a la mitad de lo quería conseguir. El ajedrez es un juego traicionero, es un juego, una ciencia, un deporte con el que no se puede convivir mucho tiempo porque lucha contra un imposible porque siempre hay una jugada que se te escapa, porque muestra nuestra imperfección más absoluta, porque duele comprobar que cuando perdemos, perdemos algo más que una partida. Hace años que no juego, que apenas leo sobre ajedrez, que no sé quién es el nuevo campeón del mundo. El ajedrez terminó cuando los ordenadores eran muy superiores a nosotros, cuando los primeros veinte movimientos de una partida son memorizados, cuando dejamos que Fisher desapareciese.
Cuenta la leyenda que Fisher no dejó de jugar nunca, cuenta la leyenda la existencia de un jugador fantasma que retaba en internet a los mejores jugadores del mundo en enfrentamiento bajo la modalidad de blitz (partidas rápidas) y que derrotaba a todos con una facilidad asombrosa, cuanta la leyenda que ese jugador era invencible e invisible. Nadie pudo saber de quién se trataba pero me gustaría que hubiera sido Bobby, Fisher hasta el final.
Sertal:
Muy bueno tu Blog,te felicito,el Ajedrez fue mi pasión durante un tiempo de mi vida,lamentablemente he tenido que dejarlo postergado por razones de trabajo y estudios
Con respecto a Fischer ,su muerte es una tremenda pérdida para el mundo ajedrecístico.
Saludos.
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-avakebow
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