Historia del Sheriff

En el año 1991 decidí participar en un torneo de ajedrez en Santiago, que duraba una semana. Este campeonato clasificaba a cuatro jugadores para la final del torneo de Chile. En esa época residía en Talca (ahora vivo en Santiago) y recuerdo que sólo tenía lo indispensable para costearme los pasajes y una estadía barata.

Cuando llegué a la Federación de Ajedrez, en calle San Diego, me encontré con un amigo curicano que participaría del torneo en peores circunstancias que yo. El fanatismo por el ajedrez no admitía preocupaciones en ese tiempo.

Consultamos a los organizadores si nos podían ofrecer algún lugar para quedarnos y nos indicaron la dirección de una residencial. Fuimos allá, pero el costo no estaba dentro de nuestro presupuesto, valía alrededor de $5.000 diarios. Nuevamente insistimos en la Federación por alguna alternativa y nos presentaron a una persona que nos podría ayudar, su nombre: Enrique Cáceres (más tarde supe que lo apodaban "el Sheriff").

Nos fuimos con este ajedrecista santiaguino, delgado y de mal aspecto, quien conocía un lugar muy barato que a la vez era su hogar. Caminamos ya de noche hacia el sur de Santiago entre calles solitarias y oscuras, hasta que llegamos a nuestro destino: la residencial de Juanito. Juanito era un personaje algo obeso y de aspecto bonachón.

La residencial, debo decirlo, era de mala muerte pero no teníamos opción. Nos cobraban $1000 por el alojamiento diario, muy conveniente para nosotros. Las habitaciones eran compartidas y contaban con 4 camarotes para 8 personas, la incomodidad era máxima y debíamos ser muy cuidadosos con nuestras pertenencias para evitar robos. Se hospedaban entre otros: lustrabotas, cesantes, alcohólicos y hombres abandonados por sus señoras. Durante nuestra estadía en el lugar no tuvimos problema con ninguno de ellos y hasta compartimos entre todos, como espectadores de televisión, un partido de fútbol de la copa Intercontinental, pues la mayoría era hincha de Colo Colo. Demás está decir que me fue bastante mal en el torneo aparte que no tenía un gran nivel competitivo.

Las circunstancias en que conocí al Sherif fueron el motivo por el cual le tengo estima. Enrique es un ajedrecista solitario, sin trabajo, que vive al día. En el club siempre busca jugadores que él llama "pilotos" a los cuales les apuesta algunas monedas con la seguridad de vencerlos, ya que son ajedrecistas inferiores a él.

El Sheriff clasifica a los ajedrecistas en 3 categorías: sardinas, barracudas y tiburones, o sea, malos medianos y buenos. Por supuesto que evita enfrentar tiburones cuando se trata de jugar monedas, prefiere ir a la segura con las sardinas.

Posteriormente lo vi muchas veces en el club de la Plaza de Armas como encargado de los juegos y relojes. Ha jugado varios torneos de Chile y posee ranking internacional.

Una vez tuvo una penosa participación en un torneo internacional efectuado en Linares, ciudad del sur de Chile. En la noche bebió más de lo debido y los organizadores llamaron a carabineros, quienes después de golpearlo lo llevaron preso por esa noche. Al día siguiente antes de empezar las partidas, la organización exigió al Sheriff que pidiera disculpas públicas por su comportamiento. La mayoría de los ajedrecistas solidarizamos con él, Enrique no se merecía ese trato.

Hace mucho tiempo que le perdí la pista y en cierta ocasión lo vi buscando objetos en un basurero. Ahora el Sheriff se hizo conocido en todo Chile pues apareció en un programa de Televisión Nacional dedicado a los indigentes, donde fue entrevistado. Lamentablemente no vi ese programa.